2009/07/05

Queridos amigos:

La historia reciente nos ofrece demasiadas pruebas de cómo las dictaduras censuran e impiden el acceso a la lectura y a la información, cuando no proceden directamente a la quema y destrucción documental. Las bibliotecas y demás instituciones culturales sufren en carne propia los desmedros de gobiernos de facto.

Fernando Báez, ex director de la Biblioteca Nacional de Venezuela e investigador, recoge en sus investigaciones y libros publicados numerosos testimonios de destrucción cometidos contra bibliotecas, archivos, museos y patrimonio cultural en países con gobiernos dictatoriales.

Aún no tenemos informaciones de lo que está sucediendo con las bibliotecas, los archivos y sus profesionales en Honduras tras el golpe militar sufrido el pasado 29 de junio pero nosotros no podemos permanecer al margen de acontecimientos como ese.

Sin duda, los países cuyas libertades y derechos más elementales son restringidos o suprimidos, como está ocurriendo hoy día en Honduras, la cultura, junto con sus ciudadanos, se resienten de manera dramática.

Las Brigadas Internacionalistas Solidarias que en estas fechas estamos trabajando en diferentes archivos y bibliotecas de Bolivia y de Perú, condenamos enérgicamente este atentado a la democracia y a los derechos fundamentales cometido en Honduras por los enemigos de la cultura y de la libertad.

Me permito transcribir las palabras del bibliotecólogo y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Colegio de Bibliotecología de ese país, en relación con las consecuencias que el golpe militar pueda tener para las bibliotecas y los profesionales hondureños.

Javier Gimeno
Coordinador internacional de las Brigadas Internacionalistas Solidarias para el Fomento y Desarrollo de las Bibliotecas, los Centros de Documentación y los Archivos de Bolivia y de Perú




"Cuando se secuestran las instituciones del Estado, cuando los golpistas implantan estado de sitio, cuando la resistencia interna crece y se organiza, cuando el ejército realiza reclutamiento forzoso de jóvenes en varias regiones del país, las bibliotecas y sus bibliotecarios corren peligro. Los golpes de Estado en América Latina perpetrados a lo largo del siglo XX exponen indicios claros en este sentido.
La opinión pública internacional sabe que el Congreso de Honduras ha aprobado este miércoles la suspensión de garantías individuales durante las horas en que esté el toque de queda, entre ellas la libertad de asociación y de circulación, lo que trata de justificar la represión que desarrolla el gobierno de facto. Sin libertad de asociación y de circulación se socavan muchas otras libertades públicas.
Así las cosas, el estado de sitio no permite que las bibliotecas y su personal funcione normalmente porque se ven quebrantadas dichas garantías, porque se vulneran los derechos humanos. Un estado de sitio se sostiene con la represión llevada a cabo por el ejército y la policía o no se sostiene.
Honduras no rompe ningún paradigma, lo que ha roto es la democracia. Por esto el mundo se solidariza con el pueblo hondureño, no con los golpistas. Este es el juicio y espíritu unánime que cunde alrededor del mundo.
Mientras no se restaure el Gobierno constitucional, se profundiza el aislamiento internacional del gobierno de facto.

¡Honduras Resiste!
Saludos
Felipe Meneses
Prof. Colegio de Bibliotecología
UNAM

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